El Taller de Escritores de la Universidad Central es uno de los más reconocidos y con mayor trayectoria en Colombia. En junio de 2023, cumplirá 42 años desde que el Maestro Isaías Peña lo fundó.
Un logro que nos emociona ya que está lleno de experiencias y aprendizajes; por los cientos de escritores en formación que lo han cursado, muchos de los cuales han obtenido premios literarios locales, nacionales e internacionales, y se han abierto un camino en el campo literario colombiano.
Lee aquí dos de los cuentos finalistas de nuestros estudiantes del Taller de escritores.
El Abuelo
Finalista del XI Concurso Internacional de Cuento Periódico
Prensa Nueva Cultural, Ibagué, 1996.
El abuelo había intentado acostumbrarse a aquellos hombres que puntualmente llegaban a las ocho de la mañana y se iban a las seis de la tarde durante un año, pero no podía. Los veía desde su mecedora de mimbre entrar al cuarto de la biblioteca y trabajar febrilmente hasta el día en que uno de los digitadores de textos, cuyo nombre no alcanzaba a leer en la solapa de la chaqueta azul, se le acercó con un objeto redondo y brillante que le entregó.
- Don Rodrigo, por fin terminamos… aquí está todo… mañana pasará un vehículo de la compañía para llevarse los libros y demás documentos.
El abuelo no contestó el amable intento del joven funcionario, se limitó a cerrar levemente los ojos. Luego, en la tarde, por última vez entraba a su biblioteca que en pocas horas se convertiría en papel higiénico, tras un simple proceso de reciclaje en los laboratorios y talleres de la compañía ecológica. Era el resultado de la decisión gubernamental de no producir más papel, ante la insuficiencia de árboles y reutilizar el existente en lo más prioritario y urgente.
El abuelo, en contra de la orden impartida, sacó de la habitación su libro consentido, tenía toda la noche para releerlo, mientras que, en el horno de la cocina, el disco que contenía la información de todos sus libros y manuscritos se resistía a fundirse. El revólver seguía aguardando su hora en el cajón de la mesita de noche.
Autor: Dixon Orlando Acosta Medellín (Bogotá, 1967). Diplomático de Carrera. Autor del libro Colombia en el cine universal. La caza citas. Hace parte del comité editorial de Cosmocápsula, revista colombiana de ciencia ficción. Bloguero del periódico El espectador: http:/blogs.elespectador.com/líneas-de-arena/. Egresado del Taller de Escritores Universidad Central en 1993.
Perfume en el collar
Tercer puesto en el Concurso Nacional de Cuento “Historias en Yo mayor”, Fundación Saldarriaga Concha y Fundación Fahrenheit 451, Bogotá, 2013. Beatriz Jeannette Navas de Rico
Seguía pensativa frente a la ventana cuando salieron los primeros rayos del sol, veía la neblina emergiendo como espuma entre los jardines de las casas. No tenía nada más que pensar, había llegado la hora. Abrió la ventana, tomó una bocanada de aire, sintió el olor dulzón de la mañana y el viento helado sobre el rostro. Extendió el vestido blanco sobre el lado izquierdo de la cama, contempló el corpiño de satén adornado con apliques de encaje y flores de seda.
Desabrochó cada uno de los botones de organza y anudó los moños que sostendrían la cola del vestido. Al lado puso las enaguas de tul, los zapatos que habían mandado hacer bordados a mano, en satén duquesa marfil y su lencería de encaje blanco.
Envuelta en una bata de toalla, bajó con los pies descalzos hasta el jardín. Recogió lirios, jacintos, flores de mirto y algunas ramas de hiedra. Amarró con cintas el buqué de novia y el ramo de mirto lo apuntó en la solapa del esmoquin del novio.
Con todo listo comenzó el ritual:
Se sumergió en la tina para tomar un baño de espuma.
Sintió el placer del agua tibia. Estuvo allí hasta que su cuerpo se impregnó del olor a flores de azahar.
Envolvió el cuerpo húmedo en el toallón de felpa, lo seco despacio, humectó su piel. Miró sus manos, sus pies, los encontró perfectos. Cepilló su cabellera ondulada, la recogió en una moña adornada con dos broches de perlas y dejó el cuello al descubierto.
Instaló la música y comenzó a vestirse sin afán, acomodó cada cosa, cada botón en su lugar. Recorrió la piel suave de sus piernas mientras las enfundaba en medias de seda; las sujetó al liguero de encaje, luego calzó sus zapatos de satén.
Su rostro se reflejó en el espejo; faltaban los pendientes de diamantes, se los puso. Vio por última vez la imagen de novia inmaculada, miró sus ojos como velas a pagadas, secos ya de lágrimas. Perfumó con Coco Madeimoselle de Chanel el lazo que colgaría de su cuello, tomó el ramo de novia, lanzó hacia atrás la cola del vestido y lentamente ascendió por la escalerilla forrada en cintas, rosas y azahares.
Cuando llegó al marco de la ventana, volteó a mirar al cuarto. Él, seguía allí, tendido sobre la cama, vestido de esmoquin y corbatín rosados, con espuma en los labios pintados de carmín y en el piso hecha trizas la copa de champán.
Arrojó sobre el cuerpo inerte el buqué de novia, ajustó a su cuello el lazo perfumado. Dio un paso al vacío, sus zapatos de satén cayeron al jardín y el vestido de novia ondeó en el viento, mientras seguían sonando los últimos acordes del vals “Fascinación”
Autor: Beatriz Jeannette Navas de Rico (Duitama). Estudió Derecho en la Universidad Externado de Colombia. Mención de honor en Concurso Nacional de Cuento Ramón de Zubiría, Universidad de los Andes, 2012. Hizo el Taller de Escritores de la universidad Central 2014.
